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La cita con Hades

Recuerdo aquella mañana de abril

Como cualquier otra, fría, lúgubre

Malvada, densa, oscura y tenebrosa

Incesante como lágrimas de Perséfone

 

Una luz tenue se filtraba

Entre pobres y raídas paredes

Iluminando debilmente la gélida morada

Amarillenta, turbia, chica y descuidada

 

Dolor acumulado, el sufrimiento causado

Intenté moverme pero estaba atrapado

El manto gélido de Hades

Rudo, áspero, hostil y despiadado

  

Horas interminables tomaron mi cuerpo

Desvanecieron la esperanza de salir

Desconocía el estado de conciencia

¿Sería mi castigo por venir?

 

No sé cuántas horas pasaron

Solo al atardecer pude incorporarme

Un temblor incesante y trémulo

Tomó mi cuerpo para entregarme

  

El abandono reflejando la suciedad

El abandono de alguien olvidado

Abandonado al tiempo y soledad

Cronos me busca, estoy acobardado

  

Centavos exiguos, Plutón espero intercedas

Escaseaba cada día el trabajo

Insuficientes, frías e inertes monedas

Limos llega despiadado y cabizbajo

 

La oscuridad se apoderaba lentamente

Llenando cada espacio, cada momento

Ocupando lugares oscuros, vacíos, lúgubres

Llamando levemente seres innombrables, ocultos

  

Las décadas de soledad enseñaron

A vivir en la penumbra

A dormir en el hambre

A despertar en el olvido

 

Por primera vez pensé en

La vida pasada que abandoné

Que perdí por mis obsesiones

Olvidé por miedos y adicciones

 

Pedí perdón en mi soledad

Soledad me llevó al olvido

La soledad que me alejó

Ultrajó y desconectó del pasado

 

Al desprenderse mi alma inerte

Un dolor tenue casi imperceptible

Percibí el sufrimiento, mi muerte

Una muerte inútil, vacía, olvidada

 

La multitud murmura en silencio

Teme despertar así su lamento

Espera impasible su tenue llamado

Dolor de sus seres amados

 

Empuñando dos óbolos de plata

Espero sin frío, sin miedo

Sin dolor, ira ni recelo

Cruzar aguas turbias necesidad inmediata

 

Caronte observa, toma mi mano

Camino recto, firme y decidido

Observo consiente, pronto me olvidarán

Inútil lucha, pasará el camino

 

Cerbero gruñe a lo lejos

Impaciente, el agitado monstruo expectante

Serpientes despiadadas en su cuerpo

Custodiarán mi alma otrora amenazante

 

Incesante crujir de la barca

Las aguas del Aqueronte salpican

Esta vez no siento frío

No el dolor del olvido


Publicado en la antología "El olvido", Litéfilos, Colombia, septiembre 15, 2022

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